CUANDO TIENES MESURA, TIENES MESURA
Con estos días de lluvia intensa, que tengo que ir en coche a todas partes, me viene constantemente a la cabeza las veces que he tenido algún percance conduciendo. Gracias a Dios han sido pocas y poco graves, pero sustos al fin y al cabo. En todas ellas, terminas con un fuerte dolor muscular de la tensión, y con un tembleque de piernas que es difícil atinar entre el acelerador y el freno... en definitiva, difícil continuar la marcha.
Pero una de las veces, la recuerdo con mucha gracia, y no es para menos. Os cuento por qué. Resulta que era la noche del 25 de Diciembre, es decir del día de Navidad. Volvíamos en mi coche a casa, mi hermana, mis primas, y yo. La idea era pasar unos días las cuatro, buscando regalitos para el día de Reyes, ayudándonos mutuamente a elegir las compras, una excusa perfecta para pasar más tiempo juntas.
El caso es que era noche muy oscura, invierno, y con un poco de lluvia. Para intentar no embutirnos en el atasco de la salida de la ciudad, decidimos tomar un camino alternativo. Camino que atravesaba un monte cercano, pero que en distancia nos ahorraba algo más de 10 kilómetros, y llegábamos justo a la entrada de la autopista. Camino que en otras circunstancias, con la luz del día hemos comprobado que es una muy buena alternativa.
Íbamos como siempre, cotorreando, riéndonos, contando batallitas (digo como siempre pues cuando nos juntamos , que lamentablemente no son todas las veces que quisiéramos, hacemos lo mismo), y en medio de estos momentos tan divertidos suena el teléfono de mi prima Cath -que raro, siempre suena su teléfono- y se pone a hablar con su amiga Quiru. Que si tal cual, que si nos vamos, que si tú vas a hacer algo... que si no sé cuando vuelvo... en fin, típica conversación con amigas.
Entre tanto, nosotras seguíamos a lo nuestro, y de repente, sin previo aviso ni señal que lo advirtiera, veo a poca distancia una gran rotonda... clavo freno, pero la rotonda viene directa hacia nosotras, deslizándose lentamente pero sin poder hacer nada para remediarlo... Y en medio del frenazo con chirrío de gomas incluido, como si se tratara de una chican del Gran Premio de Dubai... se oye a mi prima Cath que le dice a su interlocutora:
- "Espera Quiru calla un momento, que estamos teniendo un accidente...."
Se hace el silencio. Logro parar el coche justo al borde de la rotonda sin desperfectos de ningún tipo, respiramos todas profundamente y se vuelve a oír a Cath, que como si tal cosa continúa la conversación:
- "eeeee dime, dime Quiru, que al final no pasó nada"...
Claro, la explosión de carcajadas fue unísona y sonora... A nadie, salvo a Cath, se le ocurre esa frase, con esa calma y esa naturalidad en medio de lo que podía ser un accidente.
Pero así es Cath, única.
Miss Owl
jajaja ¡¡ muy buena la anécdota !!
ResponderEliminarMenuda templanza.....y menuda anécdota!!
ResponderEliminarMuchas gracias, pero lo que de verdad es de aupa, es la prima!.
ResponderEliminarMiss Owl
Las imagino riendo a carcajadas en el coche, después de las 2 frases.
ResponderEliminarPero no se que momento me gusta más, si el de : " espera que estamos teniendo un accidente" o el de " sigue, que al final no pasó nada!.
Besos
Bueniiissssiiiimo!!! tremenda esta prima!!
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