Mini Candy Bar

domingo, 28 de noviembre de 2010

Terrones Nocturnos

Mi buena y original amiga Miss Owl, muchas veces pensé en que esto de soñar con jamón de York se debía a tu procedencia inglesa, a pesar de que yo nunca he soñado con filloas y mi madre las hace bien buenas. Finalmente he llegado a la conclusión de que es porque alguien como tú nunca podría soñar con algo tan común como volar...

Una condena que ya dura más de treinta años

Viendo las publicaciones del blog, y más concretamente La Mini Candy Bar "Dulce Costura", me ha recordado una historia que sucedió hace muchos años. Pero muchos, muchos, historia que Rebeca me ha insistido varias veces que comparta con vosotros.

Resulta que desde que me alcanza la memoria, todos los años de mi vida le he pedido a los Reyes Magos dos cosas: una máquina de coser y un jamón de York. Pero nunca he logrado ninguna de los dos deseos. Mi madre siempre se negó a regalarme la máquina de coser, hay que entenderla, se lleva fatal con la agujas. De pequeña, mi padre me pedía a mí que le cosiera los botones de las camisas o las estrellas de los uniformes y yo disfrutaba y, por supuesto, para mi madre era una tortura. Sé que hace pocos años estuve apunto de conseguir una, Mr. Owl iba a regalármela , pero aconsejado por su santa madre, cambió de idea y me regaló un anillo.


Sin embargo para lo del jamón de York no encuentro una explicación. Por muchas vueltas que le dé, lo único que se me ocurre es que sea un castigo,  aún duradero, por una trastada que cometí con 4 años...
Resulta que mi padre había comprado para casa una pieza mediana de Jamón de York. Un día, abro la nevera y me encuentro aquello. Os juro que el jamón me guiñó un ojo y me dijo: "Soy para ti", así que ni corta ni perezosa, lo tomé en mis brazos y le pegué una chanchada que me supo a gloria, y después lo dejé allí mismo, en la nevera, con la huella de mis dientecitos hincados en la carne.

Al rato oigo:- "¡Lisa!" Mi madre, casi nunca nos gritaba. Le bastaba abrir mucho esos ojos negros grandes que tiene para que le hiciéramos caso. Voy corriendo a la cocina y la veo, con el jamón en la mano, y señalando el trozo que faltaba. - "¿has mordido el jamón, Lisa?"

- "¿Yoooooooooo? Noooooooo"
- "¿Seguro?"
- "Segurísimo mami."
- "¿Y quien habrá sido?", me pregunta ella, con paciencia infinita
- "Beth", digo yo rápidamente y acusadoramente.
- "Pero si Beth tiene unos dientes mucho más grandes que estos que se ven aquí".
En este momento abro paréntesis de confesión: aunque soy de memoria fotográfica, he de decir que de eso no me acuerdo demasiado bien, pero se lo he oído contar tantas veces a mis padres, que es como si de verdad me acordara. Mi hermana debía tener en esa época unos 7 años, con lo que estaba en la edad de renovación dental, en la que asoman unas paletas enormes, desproporcionadas al tamaño de la cara, con lo que no era necesario un estudio científico para darse cuenta que aquel mordisco no correspondían a los incisivos de Beth.
- "Pues sería Peter", digo yo sacudiéndome la culpa
- "Lisa, Peter no tiene dientes, tiene 8 meses".
- "mmmmm pues no sé!"

Y mi madre, muy habilidosa me dice... -"¿Crees que habrá sido Isabel?"
Isabel era una señora que nos cuidaba y nos ayudaba en casa. "Si ha sido ella, le voy a tener que decir que no vuelva, y si no trabaja aquí no tendrá dinero para que sus hijitos puedan comer..." Ella intentaba hacerme sentir culpable, para que confesara mi delito.
- "Pues seguro que ha sido ella". Me doy media vuelta y desaparezco tranquilamente, creyéndome que la había convencido.

Se que no estuvo bien, ¡pero tenía 4 años y me encontré un tesoro!..., y no había moros en la costa, y la carne es débil... y no se cuantas más excusas puedo llegar a encontrar...

Creo que a partir de ahí se me agudizó mucho más mi gusto por el jamón, hasta convertirse en parte de un sueño repetitivo que aun hoy en día me visita, de vez en cuando. El sueño básicamente consiste en que en mi habitación, en mi cama, no tengo una colcha como todo el mundo. Lo que cubre mi cama es una gran loncha de jamón de York, rosita, en todo su jugo, y no os podéis imaginar el placer de pegarle pequeños mordiscos mientras estás quedándote dormida….


Sé lo que estáis pensando, pero cada uno tiene sus cosas.

Miss Owl.

1 comentario:

  1. Jajajaja. Querida Rebeca, estoy pensando que si las filloas son rellenas de crema, las podré usar de almohada!!!

    Miss Owl

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