Mini Candy Bar

lunes, 4 de julio de 2011

Terrones Nocturnos

POR FAVOR, MÁS DESPACIO QUE NO SOY BILINGÜE

Estaba uno de estos días chatenado en inglés, con mi medio-prima-prestada Mer, y me acordé de la terrorífica situación, ocurrida en un centro de salud y protagonizada por mi hermana Beth.

Le dolía mucho la garganta. Es su punto débil. Cuando se pone enferma, siempre empieza por ahí. Una de las veces que tenía las amígdalas inflamadas, se dispuso a ir al médico, para que le recetara algo que calmara aquellas llamas en su tráquea. Es alérgica a ciertos principios activos y no puede tomar al tun tun muchos medicamentos. Abro un paréntesis para amenazaros con con un futuro Terrón Nocturno, a base de alergias medicamentosas. Cierro paréntesis.


Sigamos. Beth había pedido una cita con su doctor de cabecera, en el centro de salud. Y cuando estaba allí, no vió mejor ocasión para intentar hablar con el dermatólogo, ya que estaba allí, le haría una consulta.

Así que cuando hubo terminado con la exploración de las amígdalas, con las preguntas rutinarias, y con las recetas curativas, se dirigió a la enfermera que gestionaba la atención al paciente.

Hizo cola, y cuando llegó su turno, ya que iba a pedir un pequeño favor, puso su cara más amable y le dijo a la enfermera:

- Buenas tardes. ¿Podría ver al Doctor Mendoza?

La enfermera la miró de ariba a abajo. En silencio. Con una mano se mesió el pelo, y con la otra se sacó las gafas que tenía en la punta de la nariz, y se metió una de las patillas en la boca, al tiempo que le dice:

- ¿tes cita?
(Para los no gallegos, significa "¿tienes cita?")

A lo que ella respondió, totalmente desconcertada:

- No, no por Dios, sólo quiero hacerle una pregunta.

Beth, logró ser el Ferrari del rubor. De cero a cien en medio segundo, se puso no colorada, sinó lo siguiente; un rojo inglés cubrió su cara, sus orejas y hasta sus manos.


Si la buena señora, hubiera sido un poco más educada, y hubiera dicho antes de nada algo así como "Boas tardes" (buenas tardes, traducido), Beth se hubiera dado cuenta que le iba a hablar en gallego, y hubiera entendido a la primera su pregunta. Pero no, sin previo aviso, y cuando  hablas en castellano, y tu interlocutor te responde en otra lengua... cabe la posibilidad de malentendidos como este.


Si, Beth, por unos segundos, creyó que la enfermera le preguntaba si el Doctor Mendoza le excitaba, vamos, que si le ponía, por eso le pedía una mini cita con él, además con esa cara inquisitoria en su pregunta...

Pero lo peor fue, que tras el impacto inicial, tras caer en la cuenta de la situación, le entró tal ataque de risa que no pudo parar. Seguía colorada, ahora del esfuerzo de intentar contener la risa, y de sus ojos salían lágrimas de litro. La situación era incontrolable. Se escondió detrás de una columna, intentando pasar inadvertida. Pero al rato, una mano piadosa se posó en su hombro y una voz de anciana le dijo:

- Nena, no sufras. La vida hay que afrontarla como viene. Las enfermedades se curan. Tranquila.



Miss Owl

2 comentarios:

  1. genial!!!me muero de la risa jajajaaj. menudo papelón

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  2. Nada más gallego que contestar a un pregunta con otra, ¿no?

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