Mini Candy Bar

domingo, 3 de abril de 2011

Terrones Nocturnos

Mi querídisima Lisa, siempre te lo digo, pero una de las muchas virtudes que tienes es que sabes reírte hasta de tu sombra y para mí, eso no tiene precio.




TERRONES NOCTURNOS


Parece que se está convirtiendo en una costumbre eso de confesarme los domingos. Aunque solamente a través de este santo blog. Parece incluso que es terapéutico. En fin, pues ahí va otra entrega.

Este fin de semana he estado comiendo con mis padres, y no he podido parar de reir desde que le oí decir a mi padre una frase. " Churrón de tocolate". Ni siquiera puedo borrarme la sonrisa de la cara cuando lo pienso. Me pareció tan divertido oir en boca de otro, una equivocación tan digna de mi... me troncho de la risa.

Resulta que estábamos terminado la comida, y hablando de postres y dulces, mi padre, que se ha vuelto un "melindreiro", como diría mi abuela (la que nos hacía los melindres), dijo que aunque sólo lo había probado una vez, no le había gustado nada el "churrón de tocolate". Así dicho suena fatal, no se lo que se me pasó por la cabeza cuando lo oí, pero llevo dos días sin parar de reir. Por supuesto, es muy fácil de reconocer que quería decir turrón de chocolate, pero así dicho, tan serio, con su bigote, con su contundencia ... Fue divertidísimo. Lo mejor fue ver como él, al principio apurado, luego tronchado de la risa, lo repetía una y otra vez... como intentando comprender por que habían salido esas palabras de su boca, sin su permiso.

Claro. Falta de costumbre. A mi me pasa contínuamente. Me ha ocurrido tantas veces, que de la mayoría ni me acuerdo. Sin embargo tengo otras muy marcadas en mi memoria, aunque ocurrieran hace miles de años.

Un día, en una pastelería que ya no existe, en una esquina de la gran vía, entré, esperé mi turno, y pedí a la dependienta :
- Un bocho de leye, por favor.

No me entendió. Me dijo que no tenían. Y yo, de la vergüenza y la risa, me di la vuelta y me fui. Me quedé sin mi bollo de leche... y mira que era fácil!
Recuerdo otro día, que en una visita sin concertar con un cliente antiguo, me presento en su despacho, extiendo mi mano firme a modo de saludo y le digo:
- Buenas tardes, Martín. Había pensado en quedarme por aquí.

No me entendió. Yo solo quería decir "había quedado en pasarme por aqui". Por la cara que se le quedó parecía intentar buscar una excusa para hacerme entender que tendría que irme.




Otra vez, haciendo una conciliación bancaria para una de las filiales de la empresa en la que trabajaba, mi jefe me preguntó en qué había hecho el informe. Yo le respondí:
- Lo hice en pechos.
Se ruborizó. Yo también. Me di la vuelta y me fui. Con lo fácil que era decir "pesos chilenos". Pues no. Me tuvo que salir pechos. Abrevié demasiado. Enloquecí con tanto cambio de moneda. ¡Que pensaría aquel pobre hombrecillo!


En fin, me ha encantado recordar estas historias, ya que a diferencia de lo que le ocurre a Mr. Owl, a mi me parecen divertidas. Cuando me oye, me dice muy serio que tendría que ir al médico. Que es una enfermedad. Pues seguramente si, es dilexia, pero ¿con qué enfermedad uno se lo pasa tan bien?.

Pues lo dicho. Si alguna vez, veis que dejo algunos de estos despistes por escrito, no me lo tengais en cuenta. Soy una enferma.... (de disexia).

Miss Owl

2 comentarios:

  1. jajaja yo tengo una amiga con dislexia cronológica, es incapaz de decir bien el día de la semana con el número. Si dice: "nos vemos el martes 21"; seguro que el martes es 20 o 22. al final nunca sabes qué día has quedado...

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  2. despues de lo que le pasó a ZP con los rusos, cualquier cosa que nos ocurra a nosotros se que da pequeña, pero Alvaro el otro día nos pidió la raja del agua y estuvimos toda la comida riéndonos...

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