Por si a alguien le quedaba alguna duda de si Miss Owl y yo éramos la misma persona...NO!!!!!!! ;-)
MAQUILLANDO LA REALIDAD
La idea era tomar el sol hasta tener un colorcillo suficiente para no estar pendiente de maquillajes, ni polvos compactos. Sólo un poco de rimel en las pestañas y un toque de colorete. Pero no va a poder ser. Tendremos que alargar un poco más la temporada del make-up.
Esto me recuerda a las fechorías que con el tema del maquillaje cometía cuando aún iba al colegio. Una de esas tantas veces que me pillaron la travesura, dicho suavemente.
Resulta que tuve esa época llamada "Edad del pavo", que en mi persona mas bien podía haberse llamado "La Era de la tontería", tanto por lo que duró como por las bobadas que hacíamos. Recuerdo que era época de hombreras. Todas íbamos al colegio con los uniformes de falda de cuadros y camisitas de cuello redondo o nikis a los que les acoplábamos unas horrosas y tremendas hombreras que años después compruebas que no favorecían nada de nada. A ese complemento, le añadíamos además un toque peor. Pintarnos los labios con un color que yo siempre he denominado "rosa braga", con perdón, pero es ese rosita palo, con un halo nacarado, que es espantoso. Pues así íbamos todas iguales; además de llevar las dichosas hombreras subíamos los hombros con una postura incomodísima, y poniendo morritos con ese color tan sumamente feo.
Recuerdo tantas veces a mi padre mandarme que me borrara la pintura de la boca! Y claro, una vez sales de casa, en el ascensor, vuelta a pintármelos. Era algo rutinario. Pues una de esas veces, mi padre se enfadó de verdad, y acordó cortar el tema de raíz. Se fue a mi habitación y confiscó mi neceser de pinturas.
¡HORROR!, ¡SOS!, ¡LO QUE ME ESPERABA!... y con eso no me refiero a que iba a pasarme una temporada sin decorar mi cara... no... en ese neceser mi padre encontró algo que nunca debería haber encontrado.
Se trataba de un taco de unas 15 o 20 tarjetas de visita de mis padres, escritas con excusas miles para justificar mis ausencias al colegio, y lo peor de todo, firmadas por él. Bueno por mí, pero con una falsificación tan perfecta que casi ni él percibía las diferencias. Que si Lisa no puede asistir a clase el día tal por tener cita en el dentista... Que si Lisa faltó ayer a clase por acudir a un funeral.... y así hasta 20 excusas perfectas.
Había adquirido tal técnica que ya las tenía preparadas, sólo a falta de rellenar la fecha necesaria. Imagináos la cara de mi pobre padre. Todo lo que se le tuvo que pasar por la cabeza. Tenía una hija de 14 años que era una auténtica falsificadora! Y lo peor de todo, habría podido esar faltando al colegio durante sabrá Dios cuánto tiempo!
Durante algunas semanas (a lo mejor incluso meses) el no pintarme los morros no me importó, pues me pasé mucho tiempo recluída y castigada sin salir. 20 años después, me deshago por dentro, de sólo pensar que disgustos tan grandes les daba... y muero de vergüenza si alguna vez, mi pobre padre, viendo aquellas firmas tan bien hechas, sintió la necesidad de comprobar la chequera... Juro que con 14 años yo no sabía lo que era un cheque.
Miss Owl
Yo pasé la época de las plataformas negras y los morros color teja.Recuerdo maquillarme en el ascensor y desmaquillarme en el baño de la disco...uf!
ResponderEliminara mi el que me reñia era el novio de la epoca(fui muy precoz)que me decia que parecia un cuadro (y no de Goya),pero recuerdo especialmente el dia que mi padre me dijo que me planchara el pelo, pues se pensaba que me habia hecho la permanente, cuando mi pelo es permanentemente rizado, solo que me lo peinaba y lo alisaba como podía, claro pero eso él no lo sabía...
ResponderEliminar