Mini Candy Bar

domingo, 13 de marzo de 2011

Terrones Nocturnos

De verdad Miss Owl, que como esto siga así la protrectora de animales nos va a pedir explicaciones...


YA LO DICE EL REFRÁN... HAY AMORES QUE MATAN

Mi  querida amiga Rebeca Terrón, dueña y señora de este santo blog, vino a cenar a casa el pasado viernes. Como es habitual en ella, incapaz de venir con las manos vacías, por mucho que se le insista, siempre aparece con algo. Esta vez, fueron dos cosas, la primera un mini tarrito lleno de gusanos de gominolas, y la segunda un vinilo para  pared,  que en realidad es una pizarra recordatoria de quien soy: Miss Owl.

El vinilo, que acabo de colocar en mi estudio, donde me paso más de 10 horas al día, estudiando, escribiendo y cavilando, es genial. Es una pizarra con forma de árbol y flanqueada por un montón de búhos, que con sus ojos bien abiertos, vigilan mi alrededor para que no se me escape nada.


Pues bien, observando los dibujos, me ha venido al recuerdo la vez que en el jardín de la casa de mis abuelos encontramos un pajarito caído del nido. Debido a nuestra procedencia, podéis entender lo afectados que estuvimos. Somatizamos la situación y nos alteró un poco la vida diaria. Os cuento.

Rondaba el año 1993 o 1994, y mis primos pequeños que debían tener algo así como 5 años, encontraron mientras jugaban, un pajarito bebé, que pequeñito y sin plumas había caído del nido, constuído en las ramas más altas de un pruno que había en el jadín. El pobrecito, todavía vivo, piaba y piaba, intentando que mamá gorrión lo rescatara y lo volviera a poner en su sitio. Pero la suerte quiso que antes que mamá gorrión, llegaran aquellos dos niños.

Una vez lo recogieron del suelo, lo llevaron apresuradamente a una tía, que a su criterio, más conocimientos de naturaleza tenía. Cierto era, le encantaban las plantas, los animales, las estrellas... en fin, todo aquello que casi nadie le da importancia. El hecho fue, que ella, al ver a la pobre criatura, lo primero que hizo fue envolverlo en el pañuelo que siempre llevaba en la manga de la chaqueta, a modo de toquilla, y ordenar a los niños que se lavaran las manos inmediatamente. La razón: como diría una amiga mía, es una persona apocalíptica. Un poco negativa, y resaltando siempre las enfermedades que podrían transmitir los animales. Un ejemplo: La primera vez que oí hablar del "Anisakis"  fue mientras preparábamos una merluza cocida, y debía tener yo 12 años. Otro ejemplo: ¿sabeis que las tortugas que cualquiera tiene en casa, transmiten salmonela? Pues así es.


Pero lo principal de la historia, es que aquel pajarito se pasó las siguientes horas en brazos, como si de un bebé se tratara, alimentándolo, dándole abrigo y siendo el centro de conversación de toda la familia. Pues al día siguiente, cuando se despertaron los niños, corrieron a la habitacion de la tía, y tras comprobar que el pajarito seguía con vida, gracias a los cuidados de aquella experta enfermera, bajaron a desayunar. Era un día muy especial. A media tarde íbamos a celebrar el bautizo del más pequeño de la familia, que contaba tan solo con 2 meses. Así que en la casa se respiraba un cierto olor a fiesta, a alegría y a trabajos de última hora: mesas, flores, comida... Con tanto ajetreo, tantos nervios y tantas prisas ocurrió la tragedia. Mientras bajaban las escaleras, el pajarito se deslizó entre la toquilla que lo arropaba y fue a caer en un peldaño y, sin tiempo para reaccionar, fue pisoteado sin querer por su salvadora. Fué dramático. Como explicar a dos niños pequeños el accidente. Por supuesto no lo entendieron. ¡Tenían tantos planes para aquel pajarito...!, ¡Iban a hacer tantas cosas juntos!

Pasados los primeros minutos, fue recogido y enterrado en un rincón del jardín. Los niños hicieron los honores. Cortaron flores. Lloraron. Olvidaron. Eran niños.

Por fín llegó la hora del bautizo. Toda la familia al completo bajamos a la iglesia. Casi nadie recordaba el incidente, ya que esa tarde teníamos mucho que celebrar. Comenzó la eucaristía, y el cura pidió a los padrinos que sostuvieran al niño en brazos. Era ella, la tía apocalíptica, la que iba a amadrinar al bebé. Así que obedeciendo al cura, cogió al niño y lo tomó en brazos, y justo antes de que el sacerdote comenzara a hablar, se oye la voz de un niño que le dice a otro:

- ¡Cuidado, a ver si se le cae el niño, lo pisa y lo mata, como al pajarito!


Silencio absoluto primero, risas contenidas después, y rubor en las mejillas de la tía apocalíptica. Lo mejor de todo, es que el cura no pidió explicaciones, se hizo el sordo y prosiguió con lo suyo.

Es el bautizo que mejor recuerdo de todos. Y eso que he ido a unos cuantos. Pero ninguno como ese. Así son los niños. Nunca sabes por donde pueden salir. Tan crueles, pero tan certeros...

Miss Owl.

3 comentarios:

  1. Qué buena!!!Pobrecita mía la tía apocalíptica...

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  2. Me gusta mucho la historia y el nuevo diseño del blog.

    Todo my minimal si señoras


    Olè!

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  3. Chavitoooo, chavitooo!!! jajajajaja

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