TERRONES NOCTURNOS

Ay Lisa! Conociéndote como te conozco, veo que ya empiezas a ponerte nerviosa con estas fechas que se aproximan. Todos los años te pasa lo mismo. Deberías dejarte llevar y entregarte a Don Carnal... ¿que daño puede hacerte un bigote? ¿o una peluca?... Mujer, deja atrás esa rigidez sajona y ya que vives en España, españolízate.

CON VUESTRO PERMISO, Y SIN PAÑOS CALIENTES!

Aviso a navegantes. Me lanzo a la piscina. Me voy a meter donde no me llaman... ya os lo adelanto yo, que seguro que alguno lo váis a pensar. Pero no me puedo contener, y esto no es muy habitual en mi, pero viendo las fechas que se acercan... me temo lo peor. Ya os he dicho en alguna ocasión que soy de visualizar... y visualizo y me enciendo. Lo sé.

Todo empezó cuando ví la siguiente imagen colgada en la red. Ya me gustaría a mi ver a este gracioso, poniéndole un súper mollete de pan gallego a un Bulldog argentino entradito en kilos... As,í con esta pobre alma canina, es muy fácil.

A partir de ahí, pensé con horror "¿Dios mio, cuanto queda para los carnavales?" Fue una asociación de ideas. Ver a este pobre cachorro convertido en Hot Dog, y visualizar todas aquellas estampas que año tras año invaden nuestras calles y me inquietan el alma y a veces me hacen llorar de pena, y otras de vergüenza ajena. Señores vestidos de Papá Oso que empujan un carrito de bebé, con un "muy bebé" en su interior  disfrazado de osezno... Pobre chiquillo, comiéndose las pelusas de un traje, que seguramente habrá venido del continente asiático  en un gran contenedor y ni siquiera habrá pasado por una lavadora antes de ser enfundado.

Eso me gusta poco, pero lo que de verdad me saca de mis casillas es la perversión que tenemos a veces los padres, pasamos de un extremo a otro... del mayor instinto de protección, a una exposición voraz a las risas de los demás... que sin pararnos a pensar en ellos, disfrazamos a nuestros hijos con los trajes más inverosímiles, más difíciles de llevar, y menos adaptados a sus gustos, y poniendo de excusa que el chiquillo está encantado... Pero hombre de Dios... si su hijo tiene 9 meses y no sabe hablar!

Por muy raro que me parezca, puedo entender que un niño quiera disfrazarse de Bob Esponja... aunque absolutamente feo, el personaje tiene éxito entre los pequeños... o una niña que por un día quiera ser Dora Exploradora... eso lo hemos hecho todos. 

Pero otra cosa muy distinta es imaginar que tu hijo de 1 o 2 años te diga:

-"Mamá, mamá, me encantaría sentir lo que siente un Bogavante"

- " Oh, Oh... no, mejor quisiera ser un ambientador de coche... como el que tiene papi colgado en el retrovisor... Es un disfraz tan cómodo..."

- "Y que me dices de Langosta, mami... ¿no crees que estaría para comerme?"

- O de taco mejicano... y así podría limpiar los suelos mientras me divierto...

- Lo tengo! Mami, quiero ser Bolsa de Pedorretas... Fíjate que fácil de llevar! Y estaría tan calentito ahí dentro...!

 - No, no, mami... quiero ser el "Octavo pasajero" aquella película de los años 80 que tanto me gusta... si, si Alien!

- Ahora si que si, mamá, quiero ser el líder de la Revolussssión Cubana, y yo seré el Comandante!

Y diréis vosotros, a esta pobre alma cándida, ¿de que la habrán disfrazado para que tenga ese resquemor tan profundamente marcado? Pues señores, tengo que decir que he tenido la suerte de que mis padres no me han convertido ni en comida, ni ningún tipo de molusco, ni siquiera en escobilla de wc, pero hoy me erijo en la voz de los pequeños y os pido por favor que dejemos que los niños sean lo que ellos quieren ser...  y siempre que ellos quieran serlo! Que todas estas cosas, quedan para la posteridad... ;)




Miss Owl